Cuando la psicóloga es su mejor amiga

Ser niño es quizá la experiencia más bonita en la vida de una persona. Tener una corta edad es sinónimo de tiempo libre, de juegos, de diversiones, de risas y de crear un montón de recuerdos y experiencias que servirán no sólo para disfrutar, sino para forjarse como persona y comenzar a construir la personalidad de uno mismo. En efecto, la infancia es una de las etapas más intensas de la vida de una persona y conviene no desaprovecharla en ninguna de sus vertientes.

Pero la vida no es como a uno le gustaría, o como uno la planea. Existen muchas trabas, muchas dificultades que hacen que la vida siempre sea más difícil de lo que uno piensa. Pero esas dificultades tienen grados. Hay niños o niñas que sufren mucho más que otros. Para los que están más acostumbrados a este tipo de situaciones existen, al mismo tiempo, una cantidad de riesgos psicológicos muy grandes y que no deben perderse de vista en ningún momento.

Los padres juegan, evidentemente, un papel fundamental a la hora de hacer que sus hijos tengan una estancia de lo más feliz. Pero también pueden ser los causantes de varias de sus desgracias. Por eso es tan necesario andar con pies de plomo en un asunto como este. Los niños son muy vulnerables y cualquier cosa, por mínima que parezca, les puede ocasionar un daño totalmente irreversible.

Son los padres los que, por otro lado, deben saber identificar cuándo su hijo necesita ayuda profesional para sobrepasar una determinada etapa de su vida. Hay muchas maneras de identificar este tipo de problemas. El portal web serpadres.com da en un artículo diez síntomas que podrían dar pistas acerca de la necesidad de un niño o una niña para acudir al psicólogo.

  • La primera es si se orina en la cama.
  • La segunda, una de las más importantes, si sus padres están dentro de un proceso de divorcio o de una crisis.
  • Cuando se tiene la sospecha de que alguien está abusando sexualmente de ellos.
  • Cuando no puede dormir.
  • Si se aísla del resto de sus amigos o de su propia familia.
  • Si se muestra agresivo tanto con amigos como con sus familiares.
  • Cuando se muestra preocupado al separarse de su madre.
  • Cuando da la sensación de que tiene problemas de aprendizaje.
  • Si no sabe si es niño o niña, un problema de sexualidad.
  • Cuando es víctima de bullying.

Incidamos en uno de los aspectos que hemos comentado: el del divorcio. Un artículo del diario ABC hizo referencia a las diferentes consecuencias que tiene eso para niños de diferentes edades. Los niños de hasta dos años, por ejemplo, son capaces de notar una ausencia. De dos a tres años suelen manifestar problemas psicomotrices como consecuencia de que están aprendiendo a andar. De tres a cinco años, los niños suelen tener bastantes miedos y ser bastante egocéntricos.

Psicología como medio de resolución

Teniendo en cuenta la cantidad de divorcios con niños de por medio que se producen en España en la actualidad, parece imprescindible contar con los servicios de un psicólogo o psicóloga que esté especializado en asuntos relacionados con la infancia para tratar de resolver las consecuencias de una situación así entre los más pequeños. La terapeuta Vanessa Sanz de Valladolid asegura que está cansada de ver cómo, en las terapias de pareja, los padres acaban dándose cuenta de que son sus hijos quienes más acaban pagando el problema.

Esconder los problemas o tratar de pasarlos por alto no es una opción en este sentido ni para los padres ni para los hijos. Los primeros deben poner toda la carne en el asador para hacer que un problema propio no afecte a sus descendientes. En lo que respecta a los segundos, es muy importante tratar de ser valientes y afrontar los problemas. Pero para dar ese paso necesitan algo de ayuda. Hacerlo solos es siempre más difícil.

Los problemas psicológicos a los que se enfrentan los más pequeños seguirán dando que hablar en el futuro. Es importante crear patrones válidos para tratar de desafiar a esa clase de asuntos y uno de ellos es sin duda acudir a profesionales que tengan la experiencia y el empaque suficiente como para lidiar con problemas tan peliagudos como los que pasan por las cabezas de los actores más jóvenes de nuestra sociedad.

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