Compaginar la vida personal con el cuidado de un familiar puede ser agotador

La historia de Natalia, es la misma que la de otras muchas personas españolas, y en especial mujeres, que renuncian a buena parte de su vida para cuidar de un familiar (generalmente el padre o la madre) mayor, y que no puede valerse por sí mismo. Con 41 años, esta mujer llevó a su padre, viudo, a vivir con ella y su familia a casa. Era eso, o llevarlo a una residencia, Manuel, que así se llama su anciano padre, tenía alzheimer, y aunque físicamente se encontraba perfectamente era un hombre alto, fuerte, caminaba mucho y se alimentaba muy bien, con su estado mental, ya no podía vivir solo.

Hasta que Natalia se lo llevó a vivir con la familia, que fue nada más conocer la enfermedad de su padre, Manuel había vivido solo sin ningún problema. En ese primer momento, solo tenía leves pérdidas de memoria, pero su médica advirtió a toda la familia que el problema iría a peor. Así que, finalmente, entre todos, decidieron que fuera la hija, Natalia tenía dos hermanos varones, la que se llevara al señor a vivir con ella. Y así lo hizo.

Natalia es administrativa, trabaja en el ayuntamiento en horario de mañana, así que, tendría la tarde libre y los fines de semana para atender a su padre. Por las mañanas, María, la asistenta de toda la vida, podía cuidar de Manuel, como había hecho con su madre.

En un principio, no hubo ningún problema, pero con el tiempo, Natalia tuvo que renunciar a todo lo demás. Lo único que hacía era trabajar y cuidar de su padre. Quería tenerle entretenido, o plantado delante del televisor. Él siempre había sido una persona muy activa, así que intentaba que su día a día fuera lo más dinámico posible. De las niñas se ocupaba Marco, su pareja, casi siempre, si bien, era ella quien las ayudaba con las tareas del cole.

Pero se acabó el gym, y también las caminatas, los fines de semana en la costa, las salidas nocturnas hasta el amanecer cuando la tía se quedaba a dormir con los peques, la peluquería, el cine y la mantita en el sillón con palomitas. Estaba demasiado cansada para pensar en divertirse. Al acabar el día estaba tan cansada que lo único que quería era darse un baño caliente y meterse en la cama, a dormir, por supuesto, porque el sexo, también había desaparecido de su vida.

La depresión, un síntoma común entre las cuidadoras familiares

Según los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, se calcula que en este país, existen cerca de 350.000. Muchas de estas personas, es la única ocupación que tienen, ya que incluso han tenido que dejar sus trabajos para cuidar de un familiar, por lo que algunos han pedido que las horas que dedican a estos cuidados, se coticen a la Seguridad Social, como si de un empleo se tratase. La mayoría, son mujeres de entre los 50 y los 60 años, y han de combinar los cuidados con el resto de sus obligaciones. La sobrecarga de trabajo es tal, que muchas de estas mujeres ven resentida su salud. La depresión, es uno de los principales síntomas del estrés al que están sometidas.

La presidenta de la Asociación de Cuidadores Familiares de Alicante, María Jesús Luzán González, asegura en relación a este tema que «Hay una sobrecarga en todos los niveles. Emocional, por asumir cuidados para los que no están preparados. Económica, por la inversión en material ortopédico que deben hacer. Afectiva, por el empeoramiento físico y la pérdida de la persona a la que cuidan, a pesar de sus esfuerzos. Laboral, porque muchas veces no se pueden compatibilizar los horarios y necesitan pedir una excedencia o dejar sus empleos. Y familiar, ya que tienen que mantener las obligaciones de siempre, y con frecuencia se escuchan recriminaciones del tipo ‘claro, estás todo el día atendiendo a tu madre y en tu casa no haces nada’ «. Es evidente, que estas cuidadoras quieren lo mejor para su familia, pero no pueden arriesgar su propia salud.

Los centros de día, son la mejor solución para acabar con este problema, y ofrecen un servicio especializado en la atención integral, desde la higiene personal, alimentación, atención social, asistencia médica hasta actividades de ocio y culturales y ocupacionales, solo durante el día. Por norma general, están abiertos de lunes a viernes de 08:00 a 20:00

El horario en los centros de día es compatible con tus horarios laborales, ya que sus usuarios siguen viviendo en casa. Lo centros concertados abren de 08:00 a 20:00 de lunes a viernes. Además, realizan todo tipo de actividades totalmente personalizadas, en función de las habilidades y estado de salud física y mental de sus usuarios, de sus gustos y de su preferencias, nos dicen en Frama, centros de día, un espacio familiar en el que las personas mayores, se encuentran muy a gusto, interaccionando con otras personas de su misma edad. En este centro, su mayor interés es la promoción de la autonomía de las personas, tanto en las actividades individuales como en las grupales. Aquí, aseguran, se ofrece un apoyo social, asistencial y formación a las familias y usuarios, promoviendo la independencia mediante la rehabilitación, y haciendo posible que el anciano siga viviendo en casa con su familia, evitando la residencia, y compaginar su modo de vida con el centro. En Frama, prestan especial atención a la alimentación que se les da a sus usuarios, ofreciendo platos nutritivos y muy bien presentados.

Además, hay centros de noche y asistencia a domicilio. Esta última también es una interesante opción. En Madrid, Bi2t, Atención Sanitaria está especializada en el cuidado de personas dependientes y ancianos y su principal objetivo es ofrecer una atención cercana, personal y el mejor cuidado. Cuentan con un servicio de asistencia a ancianos en domicilio y con el mejor servicio de auxiliares expertos, así como con un servicio de limpieza doméstica a domicilio para ayudar a las personas que lo necesitan en las tareas propias del hogar.

No lo dudes, si te encuentras en una situación similar, pide ayuda.

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