Aunque el agua que llega a nuestros hogares está tratada, muchos de nosotros compramos garrafas de agua en el supermercado para disfrutar de agua de calidad. La alternativa a esta opción es utilizar filtros.
Según la O.C.U. (Organización de Consumidores y Usuarios) las ciudades de España con peor agua del grifo son Zaragoza, Teruel, Almería, Valencia, Palma de Mallorca, Ciudad Real, Barcelona, Huelva y Logroño.
Se trata de aguas duras, con una alta cantidad de cal. Lo que las hace poco recomendables para el consumo humano y que, además, terminan deteriorando electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas.
En el otro extremo de la lista, entre las ciudades con mejor calidad del agua encontramos a La Coruña, Pontevedra, León, Valladolid, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Madrid, Badajoz y Alicante. En algunas de estas ciudades, el agua proviene directamente de manantiales que hay en la sierra o en otros espacios naturales.
Como regla general, podemos decir que el agua del grifo está potabilizada, pero eso no significa que sea un agua de calidad. El consumo habitual de esta agua nos puede producir problemas en los riñones y una concentración anormal de metales pesados en nuestro organismo.
Filtrar el agua del grifo es una opción cómoda. Podemos disfrutar de agua de calidad en todo momento. No tenemos que preocuparnos de reponer las reservas de agua embotellada.
Como es lógico, los filtros suponen una inversión. Pero se trata de un dinero que amortizamos en unos pocos meses y que a la larga van a suponer un ahorro en la economía familiar.
Hemos hablado con los expertos de Agua Controlada, la página web de Solae Tratamientos de Agua y Energía S.L., una empresa de Sabadell (Barcelona) que llevan desde 1996 instalando y manteniendo sistemas de depuración de agua tanto para uso doméstico como industrial. Nos han dicho que el exceso de cal, de cloro y la concentración de bacterias y partículas en suspensión son los principales problemas que presenta el agua potable que recibimos en los hogares.
A tenor de ello, estos son los mejores tipos de filtros que puedes colocar en casa:
Filtros antical.
El agua con mucha cal aumenta el riesgo de padecer piedras en los riñones. Este es, quizás, el peor problema de salud que nos puede generar este tipo de agua. Una afección bastante dolorosa que llega a incapacitar a la persona para llevar una vida normal. Lo hace hasta que el afectado logra expulsar las piedras por la orina. Sin embargo, no es el único problema de salud que produce. El agua con mucha cal genera dermatitis, psoriasis e irritación cutánea. Al tiempo que produce un debilitamiento del cabello y sequedad en el cuero cabelludo.
La cal termina destrozando los electrodomésticos que usamos en casa. La acumulación de cal obstruye los orificios por los que entra y sale el agua en lavadoras automáticas y lavavajillas. En las lavadoras, las costras de cal pueden obstaculizar la rotación habitual del tambor.
Es cierto que existen pastillas y productos de droguería que ayudan a disolver la cal y que alarga la vida de estos electrodomésticos. Pero ante aguas muy duras, estas soluciones son insuficientes y, desde luego, no atañen al consumo humano.
Para estos casos, la mejor solución es instalar un descalcificador hidrodinámico. Una caja que se conecta a la entrada de agua de la casa y que en apariencia parece una bomba de agua, pero que lo que hace es separar la cal del líquido y expulsarla por una de sus bocas de salida.
Como soluciones más específicas se pueden instalar pequeños filtros antical en la entrada de agua de lavadoras, lavavajillas, en la salida del grifo de la ducha o en la entrada de agua de la caldera o el calentador.
Filtros anticloro.
El agua que llega a los hogares está clorada. Es decir, está tratada con cloro, ya que el cloro es un poderoso bactericida que elimina gran parte de los microorganismos patógenos que pueda contener el agua.
Un agua con mucho cloro tiene un sabor desagradable, pero lo peor de todo, es que si la bebes, igual que el cloro ha eliminado las bacterias del agua, también puede matar bacterias beneficiosas que hay en nuestro estómago e intestino, haciendo que las digestiones se nos hagan más pesadas y que a la larga suframos problemas gastrointestinales.
El agua con cloro nos afecta, sobre todo, en el aseo diario, en la ducha. El cloro irrita los ojos y puede producir picor y enrojecimiento en la piel. Algunos estudios médicos empiezan a apuntar que la presencia excesiva del cloro en el agua potable está relacionada con irritaciones en las vías respiratorias y daños en los pulmones. Aunque esta agua solo la usemos para ducharnos.
En este sentido, en el mercado existen filtros anticloro que se instalan entre el grifo de la ducha y el serpentín y que reducen considerablemente la cantidad de cloro que llega a nuestra piel. Estos dispositivos contienen en su interior un filtro que debe cambiarse cada 4 o 5 meses. Ya que el cloro depurado se sedimenta en el interior del filtro. Estos recambios son fáciles de conseguir.
Por otro lado, también existen alcachofas de ducha anticloro, que eliminan el cloro por medio de la ionización del agua. El resultado de usar este artilugio es disfrutar de una ducha tonificadora que produce efectos revitalizantes para nuestro cuerpo.
La osmosis inversa.
La osmosis inversa es un procedimiento físico por el cual, se reduce considerablemente la cantidad de metales, bacterias y partículas en suspensión del agua, obteniendo un agua de gran calidad para el consumo humano.
El desarrollo de la tecnología ha permitido que este sistema, que se utilizaba a nivel industrial, haya podido llegar a los hogares.
Para entender la osmosis inversa, la Fundación Aqua afirma que primero hay que comprender como funciona la osmosis convencional. La osmosis es una ley de la física que establece que dos cuerpos con distinto peso y densidad se pueden equilibrar mediante el trasvase de una solución salina débil a una solución salina más fuerte. Es decir, que a mayor concentración de sal en el agua, los cuerpos flotan.
Esta fundación nos dice que con la osmosis inversa se realiza el procedimiento opuesto. Se baja la salinidad del agua. Depurando de esta forma el líquido elemento. Lo más interesante de todo esto es que se efectúa sin utilizar ningún producto químico añadido. Solo mediante el empleo de membranas y filtros naturales que alteran la composición del agua.
La osmosis inversa pasa por 5 etapas:
- Filtro de sedimento. El agua del grifo pasa a presión por un filtro con una alta cantidad de microporos abiertos que retienen partículas en suspensión como arena, restos de óxido, etc.
- Filtro de carbón activado. Este segundo filtro formado por carbón granulado logra eliminar partículas de cloro, fenol y otros contaminantes que alteran el sabor y el olor del agua.
- Filtro combinado C.T.O. de carbón activado. Este es un segundo filtro de carbón, de grano más fino, que perfecciona y complementa el paso anterior. Llegando a eliminar restos de pesticidas y bactericidas que quedaran disueltos en el agua.
- Membrana semipermeable. Esta membrana logra eliminar el 97% de los elementos disueltos en el agua del grifo como bacterias, fungicidas, nitratos, metales pesados, etc.
- Post-filtro. Finalmente, el agua pasa por un último filtro de carbono vegetal que nos proporciona un agua de mayor calidad que muchas de las aguas minerales embotelladas.
En la actualidad, los equipos de osmosis inversa son bastante compactos y se pueden instalar en cualquier cocina.
La ultrafiltración.
La ultrafiltración es un sistema de depuración del agua que lleva el hombre utilizándolo desde tiempos inmemoriales. Consiste en pasar el líquido por diferentes campos de superficies porosas, cada una de un grano más fino al anterior, de manera que se van eliminando partículas en suspensión y disolución.
La revista Iagua cuenta que en la actualidad, al menos para uso doméstico, los campos de decantación se han sustituido por conjuntos de membranas, con diferente nivel de porosidad. Lo que facilita la aplicación de esta tecnología para su uso doméstico.
Es probable que alguno de nosotros hayamos visto jarras de depuración de agua. En mi casa había una. El agua del grifo pasaba por una caja de plástico que contenía diferentes filtros y que, pasado unos segundos, caía poco a poco en el fondo de la jarra. Cada cierto tiempo había que cambiar los filtros.
Con un funcionamiento parecido, en la actualidad hay purificadores de sobremesa que se colocan sobre la encimera de la cocina y que se conectan a la grifería del fregadero, ofreciéndonos un grifo independiente con agua para beber o cocinar.
Con este sistema, el agua se limpia de virus, bacterias, metales pesados, cloro y productos químicos antibacterianos. Es un sistema parecido al de la osmosis inversa, pero no es igual. La osmosis inversa pasa por las 5 etapas que antes hemos mencionado, lo que, probablemente, la haga más eficaz.
Escogiendo bien los filtros que instalamos en nuestra casa, podemos disponer de agua de calidad para cualquier uso.
