La sonrisa de una hija es impagable

Los problemas dentales son una de las mayores fuentes de preocupación entre nuestros niños y niñas. A pesar de los numerosos programas y proyectos que existen para concienciar tanto a los más jóvenes como a sus padres de los beneficios de cuidarse la boca, mucha gente sigue haciendo caso omiso. En consecuencia, la caries, las infecciones y demás problemas bucales encuentran en nuestras piezas dentales un perfecto lugar en el que anidar.

Cuando los dolores, los perforación de sus muelas o la putrefacción de parte de su boca se hace ostensible, el error que se ha cometido al no mostrar el interés pertinente. Por suerte, nunca es demasiado tarde y en nuestro país existen buenos profesionales que permiten que a los más jóvenes la degradación de su boca se extinga como por arte de magia.

En cuanto mi mujer se quedó embarazada de nuestra primera niña, me juré que le iba a inculcar unos valores en los que el cuidado de sus dientes iba a adquirir una importancia relevante. Sin embargo, la niña nació y, entre unas cosas y otras, ni su madre ni yo le hemos insistido lo suficientemente con el tema. Nos tocó asumir el error cuando un día, la niña llegó del colegio asegurando tener unos dolores muy fuertes en la boca.

Observamos y comprendimos cuál era el problema. Tenía la boca completamente destrozada: tenía caries, muchos dientes y muelas picados, una de estas últimas estaba agujereada… En definitiva, un completo desastre. Desde el momento en el que vimos aquello supimos que deberíamos acudir de inmediato a una clínica para ponerle fin a aquella pesadilla que se había ido forjando poco a poco y que no había hecho sino estallar.

Pedimos cita con el dentista y, después de la primera observación, nos dijo lo que temíamos: había que arreglarle la boca a nuestra hija en cuanto antes, con carácter de urgencia. De no ser así, los dolores no solo no pararían sino que, además, se acrecentarían. Eran tantas cosas las que el dentista tenía que arreglar que tendríamos que hacerlo en el transcurso de varias sesiones. Todo un drama.

En la clínica se pusieron manos a la obra y, en unas cuantas semanas, arreglaron la boca de mi hija. La verdad es que no supuso una gran cantidad de trabajo debido a que, según nos dijeron, los materiales con los que trabajaban eran de una primerísima calidad. Al preguntar de dónde lo obtenían, me respondieron que lo hacían a través de una página web llamada Centraldent, un proveedor de calidad y con el que sus clientes terminaban de lo más encantados.

Nosotros también terminamos así. Las ortodoncias y empastes que se realizaron en la clínica a mi hija supusieron un antes y un después en su infancia. Por fin podía volver a tener una vida normal: sin dolores, sin ningún miedo a masticar al comer y, sobre todo, sin tener que preocuparse de la sonrisa que exhibía al reír. Sin duda, eran grandes noticias para nosotros. Y gracias a Centraldent, una tienda online cuyo material le había devuelto la esperanza a la chica de mis ojos.

Un mayor cuidado, imprescindible

Ese fue el punto de inflexión que necesitábamos para tomarnos en serio la salud dental de la niña. Desde que acudimos a la clínica ella ha dejado de tener los problemas que con anterioridad le habían amargado la existencia. Y es por ello por lo que es feliz. Hemos regresado a la clínica en otra ocasión para comprobar que todo estuviera bien colocado y hemos salido bastante contentos porque los empastes se mantienen intactos, las muelas bien cuidadas y, en definitiva, todo en su sitio y sin peligro de socavar la sonrisa de mi niña.

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