“Crecen muy deprisa”, le habrás oído advertir a tus propios padres o a cualquier otro adulto con hijos. Y es cierto: el tiempo vuela. Por ello, es importante que aproveches para atesorar los momentos que pasas con tu bebé y realizar fotos para capturar estos pequeños instantes que tanto se echarán de menos. Conocer ciertas técnicas para sacar el máximo rendimiento a las fotos con el bebé es imprescindible. En este sentido, firmas de fotografía especializada como Alberto Sagrado, fotógrafo de bodas en Murcia, que también viene desarrollan su labor con las fotografías de bebés y de familia, ofrece completos e interesantes cursos online con claves imprescindibles para explotar toda la hermosura natural del protagonista de nuestras fotos. Organizadas en clases de dos horas, estas minilecciones magistrales impartidas vía Skype por este veterano fotógrafo de bodas de Murcia, sirven para incidir en asuntos como la elaboración y crítica de un portfolio, las adecuadas técnicas de disparo o la edición de fotografías en el ordenador.
En cualquier caso, a nivel de usuario, también se pueden tener en cuenta una serie de consejos fundamentales para que las fotos de tu bebé destaquen debidamente cuando se compartan y comparen con las de los bebés de tus familiares y amigos. En primer lugar, es que por lo general, las fotografías no suelen dejarse a la inspiración, por mucho que así lo parezca. Hacer una buena foto implica encontrar o crear una serie de condiciones ideales de puesta en escena, que tienen que ver con la belleza del entorno, la luz disponible, la localización de puntos de fuga y de ángulos de sombra que aporten sensaciones a la composición, etcétera. El disparo con la cámara es la culminación de un trabajo previo. En este caso concreto, la figura central de toda composición deberá ser el bebe. Él es el protagonista y, por tanto, él debe concentrar el enfoque de la cámara. Incluso se puede optar por dejar desenfocado el fondo y todo lo que rodee al rostro del bebé, que de este modo concentrará en su sonrisa y sus ojos el centro de todas las miradas. De igual manera, parte del encanto del bebé procede de su propio tamaño: pequeñito, redondeado, vulnerable, adorable. En consecuencia, una buena fotografía debe potenciar estos rasgos que convierten en único el encanto de los niños pequeños. O sea, que la imagen debe reflejar correctamente sus proporciones. La mejor manera de compararlos es uno mismo, o cualquier adulto: dos manos de distinto tamaño que se juntan; el rostro enfrentado de un niño y un adulto, un regazo protector que lo envuelve y acuna dulcemente,… También se puede desplazar el enfoque de la cámara hacia partes concretas de su cuerpo, tan particulares de esta etapa del crecimiento como son esos piececitos diminutos y redondeados, unas manitas rechonchas, la delicada nariz, la boca luminosa y desdentada,… Habitualmente, el momento más indicado para realizar fotografías en las que el bebé aparezca con un aspecto tranquilo y natural suele ser después de alimentarlo e instantes antes de sus horas de sueño, puesto que se encuentra relajado, accesible y lo suficientemente ensimismado como para ignorar el estímulo de la cámara y del fotógrafo que se mueven alrededor de él. Todo ello es parte de la creación de contexto, tarea que se extiende también a los adornos y complementos que saldrán en la fotografía: cunas, mantitas, peluches, juguetes infantiles,… Son objetos y elementos que pueden aportar divertidas notas de color a la composición y que siempre deben guardar una relación estrecha con el protagonista de la obra. Es decir, que pertenezcan a su mundo.
En el caso de los bebés, la fotografía se debe tomar a la misma altura que el niño, casi a ras de suelo. Este recurso contribuye a centrar el protagonismo espacial del bebé y, además, crea una sensación de cercanía e intimidad para el espectador, que observa al niño desde una perspectiva idéntica a la suya, sin relaciones de inferioridad o superioridad. En lo que se refiere a la luz, el fotógrafo deberá apostar por la luz natural, puesto que el uso del flash perturba mucho a los bebés y compromete las fotografías. Se puede intentar realizar fotografías en blanco y negro, puesto que ofrecen una calidad artística muy elevada por sus combinaciones de sombras y contrastes que crean una atmósfera tierna y melancólica al mismo tiempo. Si la cámara no posee configuración en blanco y negro, siempre se puede aplicar el correspondiente filtro en un programa de edición por ordenador.