¿Cómo abordar los problemas de la pre adolescencia?

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Feliz pero desbordada mamá de tres hijos de cuatro, siete y dieciséis años, siempre me he preocupado por el bienestar de cada uno de ellos, tanto físico como emocional y con ellos las cosas nunca son sencillas. Los tres son muy distintos y de edades diferentes. Además, mi esposo y yo trabajamos por lo que es muy complicado todo. Conocí a las Ediciones Aljibe por casualidad, a través de un amigo psicoterapeuta cuando surgieron los primeros problemas con el mayor de mis hijos, Abdón.

La verdad es que mi primogénito siempre había sido un niño retraído, soñador y poco hablador; pero sonriente, obediente y buen estudiante… Por ello, cuando una mañana me llamaron del instituto para informarme de que mi hijo llevaba cuatro días sin asistir a clase, ¡el cielo se me vino abajo! ¡Seguro que se equivocaban! ¡Si Abdón se iba de casa a las ocho y cuarto y volvía a la hora normal! ¡No podía ser! Pero… ¿y si de verdad no se equivocaban? ¿Por qué actuaba entonces así mi hijo? ¿Qué hacía tantas horas fuera? ¿Con quién se juntaba? Eso iba a acarrear numerosos disgustos. Me puse a llorar desconsoladamente… Algo tenía que haber hecho mal… Sin embargo, pasado el primer momento de estupor, de pena, de enfado, decidí coger el tauro por los cuernos y enfrentarme al problema.

Pero no creáis que estos problemas son algo aislado de uno o dos niños porque en la sociedad en la que vivimos cada vez hay más adolescentes con problemas. Gracias a Dios yo no pasé por ahí pero por ejemplo hay un caso que conozco de un pequeño que se autolesionaba y no es el único. Llegados a estos casos la mayoría de nosotros no sabemos cómo reaccionar o qué hacer si descubres que tu hijo se autolesiona y por eso debemos acudir a un profesional.

En mi caso, que no era tan grave, llamé a un amigo psicoterapeuta especializado en terapias para niños y adolescentes con problemas, el cual me recomendó abordar el tema de la manera la más serena y objetiva posible, ¡pero seriamente! Se lo prometí y le pedí que le diera cita a mi hijo, a lo que me contestó que para que una terapia funcionara el acuerdo del niño o adolescente debía ser imprescindible. Con lo cual, me aconsejó sobre todo paciencia y la lectura de un libro de psicología publicado por Ediciones Aljibe. En él se abordaba de manera novedosa, añadió, todo tipo de problemas ligados a la pre adolescencia y adolescencia. Anoté el enlace que me dio y al llegar a casa me metí en la página web de la editorial en busca de información.

La verdad es que me gustó, pues tenía un catálogo en línea de lo más variado con libros de psicología, pedagogía, educación a la diversidad, salud, autoayuda y lectura, todo ello a muy buen precio. Hice mi encargo y apagué el ordenador… Mi esposo y yo habíamos decidido tener una conversación con Abdón….

¡Al recordar ese día todavía se me ponen los pelos de punta! Abordamos cantidad de temas: su ausentismo escolar, nuestro traslado a Madrid, sus hermanos… Así nos enteramos de que él se había sentido mal, ninguneado cuando tuvimos que tomar la decisión de instalarnos en la capital. Tampoco le gustaba su nuevo instituto y echaba de menos a sus amigos de Albacete. También añadió que no era fácil ser el mayor de una fratría. “¡Se os olvida a menudo que sólo tengo trece años!” La verdad es que llevaba razón en muchas cosas. Debíamos reaprender a escucharnos y a dialogar. Al día siguiente, llegaron los libros encargados que devoré literalmente y pedí cita, ¡con el consentimiento de mi hijo!, con el amigo psicoterapeuta.

Tres años han pasado desde entonces… Los libros y la terapia nos han ayudado muchísimo. Abdón ha cambiado de instituto y le va mejor. Los pequeños crecen y el tiempo pasa para todos… Pero, una vez al mes, tenemos “Consejo Familiar” en el salón de nuestra casa… Y la verdad ¡es que nos va bien!

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